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OSTEOPATÍA  - Sus principios y su funcionamiento

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La osteopatía es una disciplina que considera el cuerpo humano como una entidad cuyos componentes están en interrelación unos con otros. No solo nuestras estructuras esqueléticas (huesos y articulaciones) sino también los otros grandes sistemas: digestivo, cardio-vascular, respiratorio, uro-genital, neurológico, y ORL. Por lo tanto, y a pesar de la imagen popular, la osteopatía se interesa a muchas más cosas que a los “problemas de huesos”.

 

El objetivo del osteópata es buscar la causa de las dolencias o de las disfunciones, más allá del síntoma, y a partir de allí, restablecer la normalidad mecánica, vascular o neurológica, y con ella, el potencial de autocuración y la autonomía que caracterizan el organismo humano sano

 

El campo de indicaciones osteopáticas es muy amplio: incluye problemas del aparato locomotor (columna, brazos y piernas), trastornos de los aparatos digestivo (hernia de hiato, estreñimiento) ginecológico (reglas o relaciones dolorosas) cardio-pulmonar (asma, algunas alergias) así como disfunciones de la esfera craneal (frecuentes entre los niños) que pueden provocar, entre otras cosas, cefaleas, mareos, rinitis, sinusitis o otitis. Un punto importante es que la osteopatía solo puede curar las lesiones reversibles, en las cuales la integridad anatómica de la estructura esta conservada.

El tratamiento se realiza mediante técnicas exclusivamente manuales adaptadas al tipo y a la localización de la lesión: manipulaciones y ajustes del sistema articular vertebral y periférico, estiramientos del tejido conjuntivo, drenaje de la esfera visceral, equilibración de los componentes cráneo-faciales.

Los resultados suelen ser rápidos: en general bastan dos o tres sesiones, repartidas en un periodo de 2 a 6 semanas, dependiendo del estado general del paciente y su higiene de vida, así como de la gravedad y la antigüedad del problema. Tras ello se recomienda un seguimiento preventivo  en principio semestral. En caso de que un problema no sea de un alcance osteopático, el paciente será informado en el mismo plazo, y si posible orientado a un especialista indicado.

Parámetros de valoración

Al estudiar la anatomía, es evidente que el cuerpo humano ha sido designado para el movimiento. Cada pieza del mismo tiene su movilidad, amplia para unos, como la rodilla o el hombro, más discreta para otras, como los órganos abdominales o el cráneo (detalles más lejos) A parte de realizar su función propia, esta movilidad, grande o pequeña, tiene una razón de ser igualmente importante: estimular los distintos sistemas del organismo para mantenerlos en la mejor salud posible.

 

Aquí llegamos al punto central del concepto osteopático: la correlación entre movilidad y salud. Si la vida se manifiesta por el movimiento, y que el movimiento es la expresión de la vida, entonces a menos movilidad corresponde menos vida, y viceversa. Es decir, la libertad de movimiento, tanto cuantitativa como cualitativa, determina la salud de nuestro cuerpo, su vitalidad, su capacidad de autoregularse y de no enfermar, y si esto ocurriera, de curarse. Nuestro objetivo es conservar o restaurar esta facultad de mantener en todo momento el complejo sistema corporal en equilibrio consigo mismo.

 

La movilidad es precisamente el criterio que considera el osteópata a la hora de valorar el estado de salud de su paciente. Las limitaciones de movilidad -es decir de vitalidad- definen la lesión osteopática, esté donde esté en el cuerpo.

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